Agradecido a Dios, que prepara mi camino, que su mano en mi hombro es la de un amigo, acompañante y compañero que preserva y enseña.
Como decía Kiko Veneno, enamorado de la vida aunque a veces duela, así de sencillo. Consciente de lo suficiente, y de lo necesario, aunque haya más de una que me dé el gustazo. Mis posibles tienen nombre y apellidos, y los pienso, quiero y en ellos me miro. Mi cuenta emocional es millonaria, la del banco otra cosa. Los millones no los necesito ni tengo en el banco, los quiero y tengo en mi corazón, en mi vida y en mi vocación de amar, servir y vivir. Sentirte querido, acompañado, perteneciente, amigo, aprendido, complementado, escuchado, seguro y visto, eso que se llama sentirse sentido.
Si necesito tangibilizar mis millones lo hago en pellizcos, en miradas, besos, palabras, abrazos, bromas, ayudas, atenciones, objeciones, guasa, respeto, cariño, perdones, oportunidades, manos tendidas, convidás de ida y vuelta, nombres con cara, y ángeles del cielo en vaqueros.
No hablaba de dinero como quedó claro. Y aunque suficiente a veces sea justo, mi tiempo y mi vocación en lo que no sea trabajo, nunca será en buscar más, ese segundo trabajo que se llama servicio, en lo poco y en lo mucho, siempre fue y será para generar, vocación de servicio a los demás.
Emiliojo
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