Agradecido al viento, a mi momento, a mis dudas y su discernimiento. A mis ojos curiosos cincuentones, a mi historia de vida. A la psicología social crítica despierta consciencias. A mi espiritualidad consciente, dudosa y despierta. A la duda por lo que enriquezca.
Al principio, al
proceso y al final, que no deja de ser un principio, sin recaída, de ojos
nómadas del que cada día tiene que averiguar, dónde está el norte y dónde el
levante, para poder atemperar la luz, el paso y el viento de poniente…
Emiliojo