jueves, 24 de noviembre de 2016

Un minuto de cordura, un diminuto de silencio

Lo que no se hizo, lo que se hizo, quien falto, quien no faltó, si se fue sensible o si no, no justifica lo que se debe hacer y lo que no.
El criterio es personal y presente, y tu emoción y respeto por la vida y las personas es innegociable.
El silencio en nuestra cultura es una muestra de respeto y luto por la muerte y el dolor.
Lo que  se hizo o no por una persona no marca que hacer desde ese momento, siempre es tiempo de cambiar y poner en duda los procesos intelectuales, conductuales y grupales.
La postura de podemos es pueril y faltona, digna de un adolescente, carente de experiencia vital y necesitado de ser reconocido.

paecharlos

Emiliojo

domingo, 20 de noviembre de 2016

Sin luces

Sin luces ni fuera, y lo más grave, ni dentro del ayuntamiento.
Un buen gestor, no es el que suprime, suspende, no limpia, no mantiene, o deja de, con el único argumento de no gastar y así querer demostrar una buena gestión económica. Eso sencillamente es pobreza y podredumbre social, y si todo viene matizado con el sectarismo del que no respeta creencias, costumbres, consciencias y todo lo que no pertenece a la propia ideología o consciencia (el que la tenga), es dictadura social y espiritual.
Un buen gestor, propone, celebra, contrata, facilita, forma y subvenciona creación de empleo local para atender las demandas municipales y ofertas públicas y privadas de su ciudad. Propón y obliga que las contrataciones municipales sean atendidas por empresas locales, y si no existen crea e invierte en formación, subvenciones, facilidades administrativas, bonificaciones y medios que generen tecnología y capacidad, dotando o buscando soluciones económicas para atender proyectos bien definidos y potencialmente factibles.
Celebrar la Navidad, encender las luces de la ilusión, dignificar la tradición y la alegría, respetar nuestra cultura y la fe del que la tiene, todo eso no está enfrentado con lo social. Ser solidario y caritativo  es tanto cuidar  como producir, es generar alegría, es abrir las calles al comercio, a la convivencia, al consumo que genere y haga una ciudad que se retroalimente y el dinero se quede en casa, y el ciudadano por supuesto disfrute y sea feliz con lo suyo y con los suyos, y finalmente esa riqueza y trabajo, repercuta en impuestos que dentro de unos presupuestos bien hechos atiendan, controlados por unos servicios sociales municipales eficientes, independientes y rigurosos, entre otras cosas la pobreza y marginalidad de la ciudad.
El comercio local, artesano y autónomo, necesita de una ciudad que aparte de pagar impuestos, tenga opciones, medios y facilidades para su crecimiento y consolidación, ofertas y demandas que enriquezcan al conjunto, y generen beneficio a cambio de servicios y productos que atiendan por igual la oferta y la demanda, y que finalmente generen empleo y por ende beneficio comunitario.
Una ciudad limpia, coqueta, cuidada, bien iluminada y celebrada cuando toca, es respetar por igual al ciudadano y a tu ciudad, es generatividad social y económica.
Ser social y solidario, es serlo con los predesahucios, el maltrato, la pobreza energética,  la formación, la acogida, la marginalidad, buscando y unificando esfuerzos de todas las fuerzas sociales, sean del signo o el ámbito que sean, pero también es ser facilitador y generador de empleo y consumo, con las empresas de tu ciudad,  con el autónomo, el comercio local, el autoempleo, el empresario generador de empleo, el denominador de origen, el creativo, el arte (no solo el carnaval), el profesional independiente, los emergentes, jóvenes comiéndose a bocados carreras de dos en dos, trabajar de la mano de la UCA, hacer sinergia con lo autonómico y lo estatal, dignificar la política haciendo una gestión municipal que conviertan tu ciudad en un proyecto de vida y de bienestar.

Cutres...

Emiliojo

sábado, 5 de noviembre de 2016

Algas, luz y plancton.

El rollito de las algas, la luz y el plancton, me parece fantástico, pero cuando hay algas en la playa, yo ni me baño, imagínate comérmelas.

Emiliojo