Me dice Riki por whatsapp: Emilio, una pregunta personal, en los
pies del Cristo hay un pañuelo y una rosa blanca, ¿eso era de papá?
Le digo, no Riki.
Me quedé cogido y no paraba en toda la tarde de darle vueltas, y rememorando, me acorde de mi rosa blanca.
Mi madre, como siempre, me dice Emi quiero que las coronas y los ramos de todos los amigos, compañeros y familiares de papá, los lleves a la vuelta del tanatorio y los dejes en el altar de la capilla a los pies del Xto.
Tuve que llamar al mayordomo para pedir permiso y a la vuelta de la incineración, roto como un muñeco lo lleve junto a Charo.
Ese momento a sus pies, fue muy duro, de los que no se olvidan y se marcan en la memoria autobiográfica para el resto de tu vida. El me miraba y me rompí, babeé, lloré, se me encogió el corazón como a un niño, y descubrí su ausencia para siempre, hablamos mi Dios y yo, mi padre estaba a mi lado, fue una despedida de padre e hijo con Jesús del Amor tendiéndole la mano... aquel al que tantas veces portó y fue su hermano cirineo.
La rosa blanca, la puse en sus pies mientras hablaba con El. Sí, recuerdo que dejé una rosa blanca en los pies de El y de Ella, entre lágrimas, dolor, temblor, medias palabras, memoria, infancia, recuerdos, reflexiones inconexas en voz alta, y la imagen y presencia de papá presente en todo momento.
Recuerdo el momento con más pena de mi vida, me derrumbé, y perdí la noción de consciencia, tiempo y presencia en primera persona.
Durante un tiempo, más de lo razonable, hecho que valoraré eternamente y agradezco, respetaron las flores, ramos y coronas, y llegó el momento que las retiraron.
Pero hoy la pregunta de Riki, me dio un vuelco el corazón, sin yo saberlo, la Rosa Blanca ha permanecido un año que se cumple el 6 de marzo.
Rosa lo presumió y sin decir, solo pensar lo que puede ser, rezó con hechos de Amor y Esperanza, la ha mantenido en sus pies durante este tiempo.
Le digo, no Riki.
Me quedé cogido y no paraba en toda la tarde de darle vueltas, y rememorando, me acorde de mi rosa blanca.
Mi madre, como siempre, me dice Emi quiero que las coronas y los ramos de todos los amigos, compañeros y familiares de papá, los lleves a la vuelta del tanatorio y los dejes en el altar de la capilla a los pies del Xto.
Tuve que llamar al mayordomo para pedir permiso y a la vuelta de la incineración, roto como un muñeco lo lleve junto a Charo.
Ese momento a sus pies, fue muy duro, de los que no se olvidan y se marcan en la memoria autobiográfica para el resto de tu vida. El me miraba y me rompí, babeé, lloré, se me encogió el corazón como a un niño, y descubrí su ausencia para siempre, hablamos mi Dios y yo, mi padre estaba a mi lado, fue una despedida de padre e hijo con Jesús del Amor tendiéndole la mano... aquel al que tantas veces portó y fue su hermano cirineo.
La rosa blanca, la puse en sus pies mientras hablaba con El. Sí, recuerdo que dejé una rosa blanca en los pies de El y de Ella, entre lágrimas, dolor, temblor, medias palabras, memoria, infancia, recuerdos, reflexiones inconexas en voz alta, y la imagen y presencia de papá presente en todo momento.
Recuerdo el momento con más pena de mi vida, me derrumbé, y perdí la noción de consciencia, tiempo y presencia en primera persona.
Durante un tiempo, más de lo razonable, hecho que valoraré eternamente y agradezco, respetaron las flores, ramos y coronas, y llegó el momento que las retiraron.
Pero hoy la pregunta de Riki, me dio un vuelco el corazón, sin yo saberlo, la Rosa Blanca ha permanecido un año que se cumple el 6 de marzo.
Rosa lo presumió y sin decir, solo pensar lo que puede ser, rezó con hechos de Amor y Esperanza, la ha mantenido en sus pies durante este tiempo.
Oración de hermanos, oración de un hijo que devuelve en la
capilla de un Dios, a su padre a la presencia del Eterno, acompañar hasta lo
posible de este lado del Reino a tu padre, y dejarlo en el Camino con
Jesús del Amor, Padre y Hermano, le tiende la mano, le serena, le acoge y le
lleva a la luz.
Rosa la descubrió a los dos días del fallecimiento de mi papá, justo, y la ha mantenido y respetado. Durante los traslados a Quinario, Salida y cambios de Túnico, la guardó y a su vuelta la volvía a poner allí, a sus pies.
Todo sin preguntar nada hasta hoy, solo porque El se lo contó... diálogo místico que solo saben Rosa y El.
Me muero...
Lloro de amor. Lo juro.
Rosa la descubrió a los dos días del fallecimiento de mi papá, justo, y la ha mantenido y respetado. Durante los traslados a Quinario, Salida y cambios de Túnico, la guardó y a su vuelta la volvía a poner allí, a sus pies.
Todo sin preguntar nada hasta hoy, solo porque El se lo contó... diálogo místico que solo saben Rosa y El.
Me muero...
Lloro de amor. Lo juro.
Emilio,
hijo de José Luis. Hermanos del Amor y la Esperanza.