Siempre me fuí el último, cuando ya nadie creía, yo ahí seguía, cuando nadie nada esperaba, yo persistía. Era un niño y ya lo hacía. Lealtad de caballero siglo XX, de hombre y persona de ley, de mano tendida aunque pudiera perder la mía, incluso la vida, y hechos que apóstoles aún cuentan por ser para ellos su vivencia.
Siempre estuve, sin miedo sin ego, sin duda, aún siendo el último mohicano barra gaditano, norteño genético y latino de contexto.
Siempre permanecí aún con miedo y valentía, coraje y prójimo, en el amor, en el laboro, en la devoción, en la amistad, en el corazón, en la familia, en la vida, porque si no, Emi no sería.
Un palo, y seguía, un contratiempo y seguía, un que se van, pues yo hasta la muerte me quedaría. Y si vas a pelear conmigo, agárrate fuerte y hazlo con gallardía, porque yo solo salgo o con el corazón en la mano o con los pies por delante, así que asegura tu línea y si dudas, yo no me atrevería.
Hace años aprendí, "que la duda es no", pero como haya certeza impregnada de miedo, ilusión y alegría, a muerte como buena compañía, soy seguro de vida.
Pero si un día ves que ya no estoy, porque eres tú el motivo y el contexto, piensa por qué me fuí, porque el por qué ya lo sabrías o debieras conocerlo. La llave está en la entrada y yo en la vida.
Emiliojo
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