Aún así sigo respetando su concepto y su fin, hacer teología popular llevando el evangelio a la calle y a la ciudadanía.
Y ahí me quedé, la vivo entendiendo su significación y sentido como misión y asunción de la pasión y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios, humanización de lo divino, muerto y resucitado por nosotros. Su camino y su vía, abrió la nuestra como hijos de Dios y hermanos.
Por lo que sigo sin seguir, con lo que me gustaba y me gusta dejar irse, viéndola marcharse y doblar una equina, una Madre del hijo de Dios, bajo palio, candelería encendida, y andar con pies de hermanos cirineos. Detrás de Él, dolorida, ausente, digna, y llenita de abnegación. Belleza y verdad, acompañada de una marcha procesional, haciendo más místico y bello si cabe su verdad, esperanza y amor incondicional.
Algún día, si no aquí, será allí, dónde me lleve...
Emi
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