Noches de verano.

Queda una noche dibujada, un regalo del cielo. Vísperas para que estemos atentos, que adivina lo que acontece. Noches de cierro entreabierto, de brisa y cortinas al viento, de murmullos y silencio.
De paseo a la vera del mar o por el centro, solo o con lo para ti más tierno. De sonrisas sin recuerdo, respirando sin miedo, sin expectativas y sin anhelo. Solo hacer del Presente, la consciencia del momento.
Vivir sin más, impermanencia de banquito de madera, ser estando, y sin más seguir navegando…
Mi infancia cervantina y tirilla, cuando Cádiz era pueblo de artesanos y tenderos, peatonal sin prohibiciones, ciclista sin por cojones. Serena, segura, elegante, solidaria, amable y costumbrista. Universitarios de cultura popular, millonarios de vida, sabiduría natural.

Emiliojo