Poder ver el mar cada mañana desde mi atalaya, es una bendición de vida y de Dios. Una locura llenita hasta los bordes de cordura, la luz y la sal de Dios en mi ventana… Meditación y oración, sueño de fin de semana de mañana. Un plan de acción terapéutico pleno de evidencia científica y espiritualidad.
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