viernes, 10 de julio de 2020

Ojos nuevos

Me despierta el insomnio de segunda hora, dormir pocas horas, los pensamientos, sentimientos y emociones se tangibilizan en mi cuerpo, cabeza, garganta y pecho.
Pie a tierra, ducha que reactiva mi valentía genética, y aparta los terrores nocturnos de estar vivo mientras duermes, fantasmas que vives con ojos abiertos pero con solo poner un pie en el suelo desaparecen y vuelven al subconsciente sombra y parasimpático.
Mi vida me permite sentarme a escuchar la mañana y el despertar de una ciudad a medio gas histórico, gaviotas histéricas, golondrinas desterradas, palomas equivocadas, gorriones canallas reclaman su estado de alarma.
Enfrente la realidad del mar a la izquierda una parcela de la playa, una palmera que le da perspectiva y un mar que me tranquiliza y evoca mi infancia. A la derecha una postal del faro de San Sebastián cara b de la caleta, pellizco de la herencia de una pandemia, redescubrimiento de lo que tenía y no veía, de ver con ojos nuevos por necesidad de un confinamiento para volver a dar gracias a Dios y a la vida de no tener, pero si ser y pertenecer estando. Mar inquieto, marea cíclica, luz del cielo, música de vida, viento sureño canalla diverso y despierto.
Y aún así mi pensamiento automático y egoísta me decía, quien tuviera una casita de campo con parcelita y un cesped para respirar, y escuchar el trino de un pájaro ocupa, el frescor de la mañana, la libertad disfrutada con muros confinada.
Al volver a respirar y tratando de despertar de mis automatismos sin realidad, sin presente y sin ahora, nuevo pensamiento, típico en mí, para tratar de solucionar, para un no dejar de controlar y solucionar desde el mismo lugar, me digo hago una meditación generadora de energía positiva y plena consciencia como si de una sesión de spinning se tratara. Pensamiento bucle, martillo pilón que insiste hasta hacer de la mentira verdad.
Y nada más sencillo que insistir en la quietud ante la inquietud, la agenda, los pensamientos y los vicios de mi comportamiento controlador, para dejar como entra Dios, que la paz de mi se apoderara, que el silencio me lo mostrara, que la luz interna sin práctica, decisiones, ejercicios, responsabilidades y remedios, me tomara. Respirando y sintiendo; sensaciones, pensamientos, sonidos, emociones, sin arraigo y observando en primera y segunda persona del singular, siendo el mismo; objeto y sujeto, lo entiendo. Y por fin sin querer, sin saber y sin forzar, ni siquiera tratar, apareció la realidad, encontré la paz, la serenidad, el goce de estar, de sentir, de vivir, sin mas pretensión que abrir hueco a lo que acontece, a valorarlo a experimentarlo como un niño que ve por primera vez el mar, sin experiencia, sin recuerdos y sin deseos, solo el disfrute de pertenecerlo.
Despertar, respirando, escuchando, sintiendo, fluyendo sin más ancla que mi cuerpo, sin más valoración que el mirar vacío redescubriendo lo eterno, lo de siempre, lo que existía fuera pero no dentro, un sin querer que me devuelve la alegría, paz y disfrute del ser estando agradecido.

Emiliojo

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