viernes, 27 de mayo de 2016

Triathlon Reino de Tarifa con meta en sabe dios...

Un relato ni corto ni largo, un relato que no cuento, una historia real sin nombres pero con personas y hechos.
Tarifa, playa de la Caleta, playa de nativos y rocas, playa del desembarco. Como todo en Tarifa, balcón abierto al estrecho y a marocco, avistamiento no de cetáceos pero si de refugiados.
Cuando lo de Siria no era, ya a Tarifa llegaban pateras, lanchas, barcas y hasta flotadores, puerta de entrada a vista de pájaro de Europa y el mundo de las oportunidades y el low cost solidario.
Eran noches sin SIVE, días sin vigías, navegando a ojo, sin más instrumentación que divisar la orilla y sus luces, tierra a la vista del Reino de Tarifa.
Los que sobrevivían a la expedición "susto o muerte", los representantes de sus muertos, los tocados por una varita divina o la suerte, aquellos que acertaban a desembarcar aunque fuera a nado, tierra mejor dicho arena tarifeña, tenían una parada en el camino, leyenda urbana africana que hablaba de suministros solidarios que permitían continuar con la segunda y no menos importante etapa de la peregrinación a la tierra de los "vivos".
Profecía no escrita, boca oído que no mentía, promesa de la tierra no comprometida, ciudadano del mundo que cumplía y hacía realidad  lo que ojalá sea verdad pero sigue nadando por tu madre. Una parada sin venta, una puerta abierta, un luminoso en forma de corazón que duerme en la habitación de la persiana, una casita que en su entrada siempre entreabierta, cuyo morador todas las noches dejaba como el que espera a los magos de oriente, una luz encendida, zapatos y comida. Avituallamiento de ropa seca, alimentos y bebidas, energía de luz divina, zapatos en uso, ropa de abrigo y amor sin cara.
Dios en forma de consciencia, brújula humana, imán sin religión pero con reino de paz y amor, lo justo y lo necesario para esa noche y el inicio de la travesía a pié, segunda etapa de un triathlon sin organización, Triathlon Reino de Tarifa con meta en sabe dios...

Emiliojo

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