miércoles, 11 de noviembre de 2015

Si te dicen que me fui.

Si algún día no estoy, y te enteras así, no sufras por mí, y mucho menos por ti.
Estar donde estuve, con defectos y virtudes, sentir sintiendo, dar dando, hacer tres de uno más uno, calentarte la cabeza, sacarte una sonrisa, intentar la carcajada, es síntoma de haber vivido, ni mucho ni poco, es sencillo e inherente a estar vivo, no hay nada firmado por lo que no tengo nada esperado.
Mi espíritu, espiritualidad compartida con Jesucristo, hijo y hermano del mismo padre, me ampara y me protege, su vida es mi camino, camino trazado por lo divino y recorrido por lo humano, con verdades y mentiras, con cielos e infierno, con misericordia y soberbia, con humildad y ego sin ismo, llenito hasta lo que sobra de humanidad pecadora y hedonista.
Conocido por mi mismo, presentado hace tiempo, en el salto al vacío del encuentro del hombre con su niño, que lo cría y lo sostiene, si no que aburrido sería.
El salto a la Unidad, hijo confeso de un mismo Dios, Universo que es el todo, examen verbal aprobado, por escrito raspado, pero sentido hasta lo emocionante, cartuchitos de pellizcos en mi corazón que empáticos son.
En paz con la vida, agradecido por su compasión y perdón, constante él dando y yo pecando, pero comprendido como amigo, que escucha y razona aún sabiendo que tu lucha es el camino.
No llores por mí, sonríe con memoria, de lo bueno todo y de lo malo mil perdones, agradécele a la luz la magia compartida, disfrútame en tus recuerdos, añorar es arraigo innecesario, la energía espiritual persiste entre ambos.
Disculpas sonriendo, cerrar los ojos y vernos, pasillo con cristalera y luces que te guían, soy feliz y estoy con El, formo parte del inicio, la palabra se deshizo, y todo es misticismo.
No hay nada que sopesar, nada que valorar, plenitud de corazón que no crea pesar, vivir es esto, caer y caer, aprender y aprender, errar y errar, desaprender y volver, sentir es vivir, llorar es empezar, acompañar es fraternidad, sonreir es el son de sentir, sentir es el fin de vivir.
Consciencia llena de espiritualidad, seguridad cristiana, amor y esperanza convencida, un sí a la vida sentida y comprendida, abrazado en busca de la luz, sabiduría perseguida sin y con teología, luces y sombras del caminante que hace un día, 12 horas que 24 son, disfrutadas hasta las dormidas.
Mi cuerpo es un reloj que marca las horas del día, manecilla de un sol, que marca la misma hora a la vuelta que a la ida, mirando a mi alrededor viaje abajo y viaje arriba, paisajes según se mire y que nadie vigile.
No te permitas llorar si no es de alegría, no sufras, no desesperes, homenajea a la vida, brinda por lo vivido, y date sin medida. Sigue tu camino como se merece, sintiendo y viviendo, guarda tu memoria por las ausencias, respeta tu futuro, desaprende de tu pasado y aprende de tu presente.

Emiliojo

No hay comentarios:

Publicar un comentario