viernes, 20 de noviembre de 2015

No en mi muro, no en mi nombre

Soy un incoherente, disociado cognitivo, rehén de lo humano atrapado por lo divino, mi mente y mi yo no están de acuerdo, no discuto por no hablarme.
Mi yo, mi espíritu, mi esencia, no me entienden, ya no se hablan mi yo y mi mente. Sentir pena y sentir odio. Estar de acuerdo con dos argumentos antagónicos que pelean por un mundo basura que gusta de estar vivo.
Asco y dolor, impotencia y resignación cristiana, oración y kalashnikov, sentimientos encontrados que no encuentra solución.
¿Quien me ayuda?, el sufrimiento humano te convierte en tu enemigo, haces y aplaudes que hagan lo que te hace pensar así, todo un proceso boomerang que por hacer lo que hace tu enemigo, directamente te convierte en él.
Ya no hay bien y mal, somos uno, soy mi enemigo.
Triste solución, imagine con marsellesa prendidas de velas en la calle y aviones que despegan al mismo son.
Si me queda un ápice de sentido común, renuncio a la muerte, renuncio a matar, renuncio a renunciar, renuncio a tener miedo, renuncio a mirar para otro lado, renuncio a solo mirar, renuncio a dejarme llevar, renuncio a la mitad de la verdad, renuncio a la otra mitad.
Un niño llora, espera que mire a ver de dónde es. Un ciudadano víctima de la barbarie que quiere estar conmigo, allí le hacen a diario lo que nos han hecho a nosotros, la puerta está cerrada, que entren 17. 
No en mi muro que te bloqueo, el tuyo tiene un virus que no pretendo poner en cuarentena y eliminar, solo si me infectas te formatearé hasta la bios.
Soy cristiano, y por definición estoy condenado, condena de amor, condena de esperanza, condenada mi otra mejilla, lo mundano es lo humano, muertos sin miedo, espíritu santo, consciencia de Jesús, seguidor del valiente, a lo más que llego es a sacudir el polvo de mis sandalias, ser asertivo es ser hijo de un mismo Dios, quieras tú o no.

Emiliojo sin emilioticono

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