Una máquina del tiempo que te viaja, al pasado sin billete ni agenda, te evoca lo mejor y lo peor, lo recurrente o lo ausente.
Te habla de ti, de otra persona, de un amor o una amistad, de lo propio, lo que pretendes, lo impropio, o lo que enciende.
Te hace soñar despierto e imaginar lo que sueñas, te hace vivir lo que no es, y disfrutar lo que nunca será.
Te hace tararear hasta gritar o silbar por no llorar. Te hace cambiar hasta despertar, hace reír y llorar, odiar y amar, querer e ignorar, te cambia el mirar.
Te hace poeta, y valiente hasta lo inconsciente, una locura consciente de un yo impermanente.
Me encuentra siempre hasta hacerme indecente o encantado de conocerme.
Es un regalo, una declaración de amor, de quien soy yo, y de lo que sois para mí vos.
Y si sin vino no hay amor, sin música no hay emoción.
Emiliojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario