sábado, 9 de abril de 2022

Quién me robó las vísperas.

 Quién me robó las vísperas, quien osó, quién se las llevó un mes de abril que tararea la canción. Alguien que nada tuvo que ver. Alguien que nunca estuvo, uno que ni era menor, ni seguidor, era un triste sin amor.

Se la llevó uno, con el permiso y la connivencia de los que no, los que no por razón, emoción y devoción, no tuvieron Fe, ni compasión. Millonarios de las ausencias de lo que sí y la abundancia de lo que no, fariseos de casapuerta, letrados de la indecencia, calentitos de la impostura, prevaricadores de religión sin costura. 

Lo inmensidad de la infancia, el amor y la esperanza, de papá y mamá, de tita y el hermano, la vida en una plaza de acera a acera, de ilusiones y de penas de escalas de grises que abundan en ella.

No lo necesito y no se si lo añoro, lo que si es cierto que me duele, no hay rencores, como no hubo pregones, no hay odios porque solo puede ver amores, y no hay desazón porque la esperanza es mi corazón.

Mis vísperas divinas, con sabor a lunes con preámbulo y epílogo, con sueños de vida, de historia y de no futuro, de devociones pisoteadas, de alegrías y emociones, de semanas tantas, por un niño contadas.

Mi amargura que es esperanza en mi marcha sonora, mi papá siempre es memoria, y llegando el momento de alegría sin vísperas por no esperada y querida, se hace ausencia consentida y sentida. No por vidente, pero si por evidente en la cura del yo me protegeré.

Pregonaré mi ausencia queriéndote aún más, dándolo todo donde es, sin acento y con presente, con luz de evangelio, con ojos de esperanza, con alegría de amor descarnado, con memoria de tradición familiar, con miradas cómplices de ternura y comprensión mutua. 

Llamadas de mi hermano siempre un lunes del mismo instante, con cuatro de la tarde mirando al cielo sin paraíso, con respeto por mi corazón y mi vida, acogida del Emi chiquito, franciscano que ya no, manita de un cargador, hermano cirineo del amor, hijo de uno mismo, de un fundador de la emoción de ser sus pies, por ser hijo de una misma,  espalda de esperanza, y de ella hacia vida su estación.

La luna del lunes me devolverá la fe, y la luz del camino de Dios, al Jesús del Amor del evangelio en una mano y el prójimo próximo o no en la otra. Me traerá su mano en mi hombro, su alegría por lo vivido y sentido en mi ausencia por memoria de mi presencia.

Siempre en mi corazón, en un cajón hay un pregón que nunca se rezará, en un corazón hay un desamor, en una tristeza germina mi esperanza, en una franela de casapuerta duerme tu mirada, en mis miedos vive tu llamada.

No volverá, irremediable y mentira el de este agua no beberé, lo que fue no pudo ser de otra manera, "palo bueno pa lo malo", siempre me quedaré con esa mirada, con esa ilusión, con esa risa, con ese rincón, con esa intimidad pública, con esa víspera que no llega, con esa pena de media sonrisa porque ya pasó, por ese lunes que te enseña lo que fue y lo que será, pero no.

Que así sea... (así sin interrogación pero con acento).

Emiliojo

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