lunes, 10 de agosto de 2020

Llamada Marital. Cuando la Charo me llama...

Cuando la Charo me llama, según escuche mi nombre; con diminutivo Emi, versión corta e imperativa, o versión larga, alargando la E, EEEEmi, alargando la i, Emiiiiiii; o el uso del nombre completo Emilio, versiones idem. Nunca versión extendida, Emilio Joaquín, solo usado por mi mamá en mi infancia para apercibir o anunciar el palo. Y para nada la versión, corta amorosa y de cobita de la buena, Mimi, exclusiva de Pipo mi sobri canalla y heredero.

Unido al tono de exposición; dulce, seco, ácido, amistoso, desinteresado, urgente, gritado, susurrado, o con soniquete. Conozco y sé, mi mente traduce on line y en tiempo real, de que se trata y me anuncia en forma de emoción y sentimiento tangibilizado en mi cuerpo, que por cierto es muy sencillo; pecho, cabeza o garganta, lo que acontece, la necesidad, el palo, la propuesta, la acción inapetecida, la puesta en marcha de la operación deja lo que estás haciendo o no haciendo, ataca, sit, coge por ese lado, baja a por, tráeme, busca, a que andas o #queestashaciendo?.

Es un atajo, un heurístico quizá, digamos una defensa que preparan entre mi amigdala, hipotálamo y neocórtex prefontral, para estar o entrar en alerta, alarma, defensa, huida, "si preguntan por mi, dirle que nostoy", pánico, hiperventilación, sudor frío, vellos de punta, musculatura en prevengan y circulación sanguínea en modo voltereta, que me ayuda a saber quien soy, donde estoy, donde voy, de dónde venimos, de dónde vengo y si en el camino yo me entretengo...

Entre tanto, tranquilidad y buenos alimentos.

Emiliojo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario