viernes, 18 de marzo de 2016

ni dolores ni viernes

Hoy he parado, me he perdido, luz de mesilla, noche de día, descanso descalzo, hoy toca mirar pa' dentro, hoy toca una tarde. El día acabó a las cuatro de la tarde, entré por la puerta del castillo que se convirtió en convento de clausura, cumplido el trabajo que es obligación, comunicado con la 664 que es devoción, recogida la cocina de mi vida, me retiro a la media luz que soy yo.
El hermano está aquí, papá vuelve a casa, mamá con él, y yo vuelvo a mí. Reconstruyo después de diez días sin pensarlo, sin dudas, piloto automático con gasolina de amor de hijo, con fuerza de vida heredada.
Perdón por la desconexión, perdón por no la no atención, perdón por estas horas egoístas, perdón por la rebelión, ni dolores ni viernes, ni santa ni semana, fin de corazón, las vísperas me vaciaron.
Papá le ha echado lo que la ciencia no quiso, no supo o no pudo poner, le ha puesto el corazón, se ha agarrado a la vida, la estampa del amor en su cabecero y en su corazón. 
Miro el presente, miro el ahora, miro lo que somos, miro lo que respiro, miro su fuerza bruta, miro su respeto por la vida, miro su Dios que hizo mío, miro mi padre que es hijo de Dios, miro al Nazareno blanco y a la madre de Dios, verde que me da Esperanza, y me pone en posición on, pero eso será mañana, porque hoy no.

Exiliojo

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