Hoy
rezaremos con el cuerpo y con el alma, hoy somos más de los que estamos, todos
llevamos en nuestro corazón a papá, a mamá, a la tita, al hermano, a la esposa,
al sobrino, al hijo, al que está y al que no. Hoy vamos acompañados de nosotros
mismos, de nuestra infancia, de nuestra familia, de nuestra cultura, de nuestra
manera de sentir y llevar a la iglesia y al Hijo de Dios a la calle. Flores,
cirios, luces tenues, pies descalzos, nubes de incienso, música, cruces,
catequesis popular, verdades grabadas a puño de resiliencia y letra de oración.
Despertares
mirando al cielo, paseito gaditano con principio y fin en la casa de San
Francisco de Asís, comida con papá y mamá, emoción contenida en una sobremesa
corta e inquieta. Morado y blanco con Esperanza, sangre de una hermandad que
fluye por las arterias de la ciudad, caminito andando al encuentro del corazón
del amor y de Cádiz, la Plaza de San Francisco y su Convento. Hermanos que
esperaban mirarse a los ojos con libertad, la única que te da el perdón y la
reconciliación.
Misa en
silencio, misa en el huerto de los naranjos franciscanos, misa nerviosa, culto
a la vida, culto a Dios, salve a la madre la que a partir del viernes estará
con nosotros y nosotros con ella, tres días esperando la resurrección y su
pascua redentora. Misa de unión, misa de perdón, misa de futuro, de cofradía
que vuelve a ser Hermandad.
Cinco de la
tarde, los hermanos del Nazareno del Amor
y la Esperanza, van en busca del pueblo para juntos rezarle a Dios, Padre
nuestro Dios te salve Reina y Madre, me encomiendo a mis titulares y beso con
la mirada a la Sole que está a la Vera de la Cruz, nerviosa porque también
llega su hora. Guiño al Caído y a Desamparados, madre de acogida del Amor, y
tutora cirinea. Píes en la calle, rumor gaditano, solecito primaveral, azahar
cíclico, pellizcos en el alma, agridulces y cargados de historias.
Sí, hoy es
el primer día del resto de nuestra vida de Hermandad...
Emiliojo
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