Ya no saldré más sin pisar la calle, ya no llegaré más al sitio sin escuchar perro que me ladre.
La lluvia, el viento, el frío y el calor, someterán mi cuerpo sin remordimiento. Ya no más iré y volveré al abrigo de cualquier acontecimiento.
Pisaré las calles como cualquier hijo de vecino, ya me tendrá localizada la vieja del visillo.
El de Charo se queda en su plaza, en propiedad con trastero y ascensor directo, y el mío estando en una de alquiler al dueño le han hecho deber, y la vende. Por Dios…
Teniéndome, por tanto, que ir con la tropa al parking público de la otra, plaza que es glorieta, cerca pero no tan coqueta, cerquita, cómoda y resuelta.
Cuando desde la terraza vea llegar a Charo, me diré, mira así llegaba yo, pero ya no…
Soy más bueno que qué.
Emiliojo
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