Fueron los últimos reyes de mi Rey.
Eran días duros, pero plenos de presencia, del hombre que se hizo niño. Su bondad lo convirtió en niño de nuevo para terminar el camino en la esencia y la patria de su infancia.
Mis ojos me conmueven, sonrisa triste del que sabe lo que acontece, pero no pierde un minuto en hacerlo eterno.
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