miércoles, 20 de julio de 2022

Cuando llegue el momento.

Y llegará un día que todo se acabe, llegará un día que la luz se apague. Un día que no habrá para más tarde. Que no haya la luz de la mañana, un día que no despierta, que no adivines que pese a todo el mal espanta. 
Un momento eterno que nada te turbe, ni un recuerdo evocado de allí yo estuve, ni un fuimos ni seremos, tanto y tan poco como un yo soy eterno. Un abrazo sin abrazado, una luz en primera persona, un amor impermanente, un sentir ausente.
No sabrás cómo, ni quien, ni de tu personaje vivido, ni siquiera si fue el preferido, donde ya no te importa, solo el ser de soy y la eternidad sorda.
Te acogerá mirando para otro lado, o de frente pero no acordado ni siquiera provocado, quizá de lo que menos te has preocupado, pero seguro de lo que toca por sabido tanto como inesperado.
Prepara el camino, la luz de tu vida, el sentido de tu silencio, el amor vertido, la risa de lo vivido, lo dado y entregado, lo recibido y aprendido. Solo tu conciencia, solo el todo del grano no hace granero pero ayuda al compañero. 
De lo sentido que diste, dejaste, amaste, perdonaste, y de la satisfacción derivada al mundo dejaste. Ama con locura, sin espera solo la de volver a darte como amor resiliente, incondicional y consciente.

(un rato después)

Solo serás amor, el que entregaste...

Emiliojo

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