lunes, 19 de diciembre de 2016

Un Pregón soñado, el sueño de una oración.

A mis hermanos.
... un día cualquiera, otro día de vida, de restauración de espera, de inquietud y de querer verte, y allí fui con mi mayordomo, hermano pequeño, Luis el chico que algún día será grande o mejor mayor, y entramos en tu cuarto, el que tu imaginero Luis preparó como casa de acogida mientras curaba tus heridas, y me dejó a solas, ya no tenías vías, abriste los ojos, ya tu pecho latía, ya de verde tu torso con un puñal clavado ardía, y me atendiste en tu cuarto, aposento de un reino que siento solo en el convento,  me miraste y me limpiaste, e hiciste inmaculado concebido mi pecado.
Así sencilla al lado mía, tu y yo, y yo al lado tuyo, y yo sin respiración, y yo en la palestina tirilla, y tú callaita y paciente, joven y dulce, el brillar de tus ojos, tu piel tersa de madre joven, tu luz de portadora de vida, tus sentidos sin lágrimas todavía, tu vestimenta lo que uno se pone cuando llaman a la puerta y nada encuentra, y yo al lado tuyo, y tu ahí, sencilla al lado mía, tu y yo, y yo sin respiración...

(Pellizco de un pregón soñado, el sueño de una oración.)
Pregón Esperanza 2016, inédito.
Emilio González de la Muela

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