miércoles, 8 de abril de 2015

Sin color Esperanza

Esperanza, ya no espera. Te vas sin querer queriendo, un viernes cualquiera. Data que puso un calendario manoseado por otros. Otros que discutían, sin quererte ni valorarte, el qué, quién, cómo y cuando, sin saber por qué. Ya debería haber pasado lo que pasas y pasaremos, pero todo pasará.
La madera divina, la carita de mujer joven madre con nombre que consuela tanto este como otros desamparos. El verde que te quiero verte, el verde que huele a lunes, la madre del más grande, la protectora de mi María Magdalena también madre.
Candeleria apagada sin viento, casi sin aire, vacío de capilla sin terminar, hijo que igual que me pasó a mi y mis hermanos,  refugiará su Soledad en el Desamparo de San Francisco.
Lloraremos como hijo que deja a su madre en Fragela, trataremos de ir a verte en horario de visitas, tu geroescultor tiene nuestras bendiciones y respeto, el te quiere y te conoce como Reina Madre suya que eres, cirujano sin anestesia que sabrá intervenir tu artrosis y tu desgaste no atendido.
Ya debe temblar pensando y descontando horas de un reloj de madera que acogerá en su casa a la Diosa Madre de un Rey con Padre Eterno.
Maldita sea la hora que miraron para otro sitio, bendita sea la hora que mi hermano miró con respeto y cariño tus heridas.
Saber de que pasta estas hecha te ennoblece, te bendice y te convierte en relicario de un rosario de hermanos que sin ti serían menos cristianos y fraternos. Sin prójimo no hay Dios, sin prójimo no hay redención, sin prójimo no hay mandamientos, pero sin madre no hay vida ni hermandad en familia cofrade.
Este pié de Calvario también tiene sentido, tu ausencia nos debe ayudar a seguir tendiendo la mano al próximo, a respetarnos más si cabe, a pensar en el hermano que en la desgracia se une para soportar un calvario sin madre. Tu carita de madre joven parece decirnos, recitando lo que le dijo tu hijo al discípulo que tanto quería, "hijo ahí tienes a tu hermano,  y cuidad de mi hijo"
Aún no te has ido y ya te echamos de menos, aún no has vuelto y ya te rezamos con anhelo y te espero sin sueño.
Esperanza franciscana, mi amargura llora por la mater mea.

Vicemi

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