lunes, 26 de octubre de 2015

Refugiados en casa.

Sí, yo soy refugiado; político, espiritual, de consciencia, cultural, social, musical, artístico, cofrade, navideño, asociacionista, bielorruso, aguador, y de todo lo que me hace ser no ser o estar de acuerdo o en desacuerdo.
Sí, pero vivo, convivo y estoy en casa, en mi casa, en mi playa, en mi calle, en mi cole, en mi barrio, en mi mar, con mi gente, mi familia, mis paisanos. Con mis enemigos, con mis amigos, con mis políticos corruptos, mi alcalde bajancia, mis antagónicos, mis envidiosos, mis miedos, mi levante, mi poniente, mis bares de tapas, mis chirigotas, mis vírgenes, mis iglesias, mis bujíos, mis bajancias, mis topolinos, mis paseos, mis cirineos, mis hermanos en xto, mis opositores, mis fans, mis detractores, mis noches, mis damas de noche, miss Cádiz, mi amor, mi esperanza, mi pipi, mi pipo, mi acogida, mis bielorrusos, mi cadi, mi tarifa, mi paraiso, mis besitos, mi bandera, mi infancia, mis papás, mi reserva, mi itinerario, mi lunes santo, mi pasado, mis ratitos, mis compadres, mi futuro, mis recuerdos, mi nido, mi cuartel general, mi convento de clausura, mi rincón de pensar, mi Dios, mis demonios, mis preocupaciones, mis leyes del punto, mi autopista, mi campana, mi plaza de San Francisco, mis naranjos, mi vida, mis refugiados...
La solución está allí, no aquí, os lo dijo un niño: "yo no quiero ser refugiado, yo no quiero una Alemania ni siquiera una España, yo lo que quiero es vivir, en mi casa, en mi tierra, mi patria, pero sin guerra".

Cojones

Emiliojo

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