sábado, 26 de abril de 2025

La calle compañía

La calle compañía, se ha convertido con pelota, en una calle de Ikea, se hace difícil andar contra corriente, viene una manada de ñus, siguiendo al líder con paraguas pidiendo en su apuntar agua al cielo.
No se puede mirar para arriba, buscar Santiago y su corazón de Jesús, no te puedes parar a observar o conversar, porque la corriente te arrastra y te ahoga en su interés por no conocer Cádiz.
Calcetines en sandalias, la búsqueda de la nada, que de testimonio de una ciudad que decían ser la más vieja de occidente, y que un filósofo de la tierra, dijo que no era vieja sino que estaba chocheando... y ahora yo ahí ando.
Comercios añadidos, camuflados y preparados para atender la mentira de los cruceros, baratijas y chucherías que pretendemos cambiar por su oro falso.
El Brim, y Serafín, soportan la riada, dana de nada, un sin fin, que si fuera yo o yo fuera, tampoco lo apreciaría, porque el borrego en manada no siente más allá que seguir sin más. Lo que sí soy capaz es de no ser y estar en la dinámica de ese viajar, ni en las ganas de una ciudad que quede sin alma, espíritu, cultura y verdad en su habitar...
Me voy a comprar un látigo, no porque me crea Jesús, sino porque no me gusta ni quiero que comercien con lo que más quiero y nos hace diferente del mundo entero. Si ese es el turismo que ha de traer el dinero, no lo quiero, políticos y mal vividores piensen en una ciudad verdad, que llene por su espíritu, cultura, gastronomía, saber vivir, y salero, que de eso hay de sobra, generen empleo, empresas y negocio del bueno, del que ofrece servicio y beneficio. Gano ganas, del disfrutar y celebrar la vida, el bienestar y la salud que nos hace esta ciudad disfrutar.

Emiliojo

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