martes, 29 de enero de 2019

Identidad emocional vs. inteligencia digital.

Al o a la que quiero, lo quiero con su luz y su sombra, con su consciencia y su espiritualidad, la tenga o no, con su ideología o su tontería, con su verdad y sus mentiras, con sus ojos y sin ellos, con su sinceridad y sus medias verdades, con su miserias y sus bondades, con sus contradicciones que son las mías en el continuo de la vida. 
Con su pena que es la mía, y por supuesto con su alegría que la hago propia por empatía, con toda su humanidad, con toda su realidad y naturalidad, la que le hace y le deja, lo que le cierra y le abre. Lo que le proyecta y le hunde, lo que le hace mía y le separa, lo que no entiendo y no me comprende, lo que somos capaces y lo que no.
Lo que se supone y se calla, lo que acierta y se equivoca, lo que respeta y lo que maldice, lo que le permite y lo que le subyuga, lo que no ve y lo que entiende, lo que nos une y los que nos rechaza.
Lo que desperdicio y lo que me harta, lo que me enfada y lo que me encanta, lo que me discute y lo que le aplaudo. 
Los que nos unen y los que nos separan, lo que me hace quererle y lo que me hace enfadarme, pero nunca me hace negarle. Su música es la mía, la de toda la vida aunque sea a ratos o por temporadas, la que nos hace ser uno por la gracia de Dios o la vida, según se mire o se crea. 
Lo que no termino de entender es por qué hay personas que toman tu muro y tu espacio e identidad digital, tan íntima como lo es mi casa, que la abro para vivirla, no para criticarla, pública pa los míos, redes de mis pescadores, puerta y casapuerta de nuestras vivencias. 
Y en lugar de disfrutar de lo que nos une, del rato de humor, de conversación y de lo mejor,  entrar a saco con una crítica como el que criticara tras una visita mi suciedad, mis cuadros, mis libros, mi música, mis prebendas, mi pan o mi  vino. Si no te gusto no me vivas, y si me quieres, quiéreme tal como soy.
Hoy en día el concepto de identidad digital y la inteligencia emocional, asignaturas pendientes de generaciones interminables hasta los millennials, te hacen libre e inteligente, temple y proceso en el disparo digital, el ataque furtivo, impulso humano sin control, controlado por la amígdala pero no con la razón, secuestro cerebral no educado que decide por ti. 
Dardo que en la cercanía de la distancia personal, piedra que en el tono de la amistad, en el ojo que habla, no tiene cabida ni necesidad, sin ojos y tonos que amortigüen tus vehemencias para conmigo, y que yo si trato de tenerla por cultivar esa asignatura presumiendo mis defectos y mi humanidad.
Cuídense de si mismos, no me presupongan según sus mentalidades, sus miedos y sus proyecciones, sus frustraciones y sus alineaciones, porque yo lo hago con las mías. 
Jamás entro en el muro de nadie a romper ni tocar, lo que se que es y que en mi ni pues. Si voy a tu muro que es tu casa, procuro respetar tus gustos, tus recuerdos, tus verdades, tus crucifijos, tus fotos y tus músicas, tus "esto es lo que hay", y tus veleidades. 
Porque sabiendo quien eres, que piensas y que sientes, te respeto y te quiero, y si me tocara defendería lo tuyo como mío, si alguien que piense más desde mi cercanía que tu lejanía, te tocara o tratara de faltarte, antes que a ti se vería conmigo y con mi yo tuyo. 

Emiliojo

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